Es antiguo el mal que acecha
es un hálito engomado
es
una flecha encendida
es
una antorcha mojada
es lo que siempre ha vivido
y es lo que llevo a mi espalda
un tubérculo por cuello
y unas ramas por guedeja
dos lentejas en los ojos
y una abeja en la garganta
qué
me queda sino el poso
de
las tazas encriptadas
qué
me dejan sino el ascua
de
los cauchos desusados
de
la pila rezumada
del
atasco del papel
con
errores en la tinta
de
la jarra sin su mango
y
los mangos sin su fibra
me
he quedado en la constancia
de
la risa en los tendones
y
la lágrima en su casa
de
la voz entre las cuerdas
y
la boca acorralada
tengo así zigzagueantes
estos labios con pespuntes
y este gesto amordazado
de tanto decir no quiero
y querer decirlo tanto
callo entonces para luego
volver a decir que callo
y cayendo en el silencio
sin cayado callo y caigo.